Sicarios asesinan a comerciante de perfumes y dejan herido a un menor de edad
En Baranoa. La víctima llevaba tres días de haber llegado al municipio, procedente de Malambo
La luz del amanecer se colaba por los orificios de bala que había en la lona negra. El silencio que había en el cambuche que servía de vivienda para dos familias, contrastaba con los gritos y los llantos que se escucharon horas antes en el barrio La Candelaria, de Baranoa.
Los haces de luz iluminaban tímidamente el lugar, apartando la penumbra a través de los desgarros que dejaron los 14 proyectiles que traspasaron la ‘pared’ de plástico. Algunos caían sobre la cama desarreglada y permitían ver los rastros de la sangre de Yoni Joan Ortiz Aguilar, de 27 años.
A las 2 de la madrugada de este lunes, dos hombres llegaron hasta la calle 20 con carrera 7, en el municipio del Atlántico, entraron al patio de la vivienda y comenzaron a disparar indiscriminadamente.
Llorando, Yolima Ávila recuerda esos minutos de pánico que vivió y en los que vio morir a Ortiz Aguilar y a su hijo de 7 años quedar herido. La mujer dedicada al comercio recordó que estaban los tres acostados en la cama y hacía mucho calor. Desde la noche del domingo se había ido la luz y había un silencio en las calles.
Sólo se escuchaba el ruido de unas motocicletas rodando por la carretera. Contó la mujer que de pronto escucharon las voces de unos hombres que la llamaban desde dentro de su patio cercado.
“Yoni me dice que no conteste y es él el que contesta, cuando intenta pararse con un machete en la mano comenzaron a disparar. Como eso es plástico, eso traspasaba”, relató la mujer, todavía horrorizada con el ataque.
En la oscuridad sólo se veían los fogonazos de las armas que eran accionadas desde el patio. Ortiz recibió dos disparos, el primero en uno de sus pulmones y el segundo en el pecho. Yolima reaccionó con el llanto de su hijo, se lanzó al suelo y lo haló de una pierna, para cubrirse bajo la cama. Sin embargo, el menor recibió un impacto en la espalda con orificio de salida en el pecho.
“Le dije papi cállate y yo sentía que estaba herido. Pensaba que se me iban a meter, yo dije en mi mente se me metieron por el patio y me mataron. Pero no, se fueron enseguida en sus motos”, narró con angustia la comerciante.
Tras recibir los disparos, Yoni cayó boca abajo, mirando hacia la puerta de salida, y murió en el lugar. El niño fue trasladado a la clínica Portoazul donde se recupera satisfactoriamente, según aseguró su madre.
Dos mujeres
Osiris Ortiz Aguilar, madre de la víctima, señaló que desde hacía tres días su hijo había dejado su casa en el barrio Villa Esperanza, en Malambo para irse a vivir con Yolima Ávila.
“Tenía dos hijos, una niña de 10 años y un niño de 4. Tenía a su mujer y desde hacía dos meses conoció a esa mujer. Él sin saber se metió en ese lugar, porque no conocía por allá”, indicó la mujer de 46 años.
La madre del fallecido recuerda que le había advertido que no se metiera con Yolima Ávila, que a ella le habían contado que Yolima tenía problemas de drogas y que lo mejor era que se alejara de ella. Sin embargo, hacía tres días había desoído sus consejos, salió de su casa a trabajar y no regresó.
“No terminó su otra relación. Él trabajaba vendiendo zapatos, ropa, preparaba colonias y las vendía. Él era alegre y tranquilo, no tenía problemas con nadie. Los problemas de ella lo mataron”, finalizó Osiris, a las afueras de Medicina Legal.